(APROBADO EN EL ENCUENTRO DE LAS IZQUIERDAS)
1. La característica del momento obliga a las izquierdas, trabajar por construir una unidad con proyección estratégica, capaz de ser duradera en el tiempo y eficaz como factor alternativo de verdaderos cambios en la sociedad, proyección marcada ahora, por las tareas electorales hacia abril de 2011.
Comprobamos el grado extremo de fragmentación política, y que las recientes elecciones regionales y municipales nos lo muestra palmariamente, no solo por la ofensiva depredadora neoliberal, sino también por la crisis de los partidos políticos, de su débil representación y capacidad de canalización de las expectativas del electorado, que viene de la década de los 90.
Se ha puesto de manifiesto la necesidad de incorporar, como factores protagónicos indispensables, la representación del movimiento social, étnico, juvenil, de género, cultural, profesional, etc.
Alcanzar esa unidad, sólida, programática y alternativa obliga superar en la izquierda su fuerte tradición oposicionista, fuente de reduccionismos, coyunturales, reivindicacionistas, defensistas y caudillistas, sin visión estratégica y táctica articulados a la propuesta del proyecto alternativo como factor de cohesión, por lo tanto, carente de una firme voluntad de ganar y ser gobierno. Todo ello está en la base de comportamientos fuertemente sectarios que han impedido avanzar a una unidad seria y duradera. La experiencia de Izquierda Unida está a la vista.
2. La unidad más amplia, es posible, en tanto las condiciones maduran a su favor y la dinámica de la confrontación electoral municipal y regional últimos, nos muestran, a pesar de la dispersión, un creciente sentimiento de cambio, expresándose ello, en muchos espacios unitarios, progresistas y de izquierda. Va acentuándose el desgaste del modelo neoliberal, el repudio a la exclusión, la corrupción y autoritarismo del que hace gala. Se manifiesta por eso cada vez con más claridad una vasta e inocultable pugna entre los que buscan mantener el “capitalismo salvaje” y los que batallamos para traerlo abajo. Cambio democrático y patriótico por un lado, y continuismo ultraliberal, por el otro, es la contradicción a resolver, ahora. Es posible, que el desenlace favorezca al cambio, con la conquista de un gobierno democrático, patriótico, de amplia base social, siempre y cuando seamos capaces de construir la unidad requerida para conseguir tal objetivo.
3. Una participación electoral con posibilidades de éxito exige, en el presente, alcanzar una unidad amplia, capaz de aglutinar a todo el abanico de fuerzas, corrientes y expectativas, que se ubican en el campo de la oposición al proyecto neoliberal, que trate de sumar y evitar divisiones o fragmentaciones en el campo en el bloque nacional popular. Tarea difícil, pero que hay que acometerla. Por eso la necesidad de un frente amplio, una plataforma común, candidaturas unitarias a la Presidencia de la República y al Congreso.
4. En este cuadro de conjunto, configurar el bloque de las izquierdas es de fundamental importancia. Bloque que debe ir más allá de los partidos o agrupaciones de filiación izquierdista, hacia movimientos regionales, dirigentes populares, personalidades, intelectuales, pequeños, e incluso, de ser posible, medianos empresarios progresistas.
De haber acometido la tarea con el tiempo apropiado la situación sería mucho mejor. Lamentablemente nos encontramos en tiempo límite en términos de la legislación electoral vigente, a cuyos dispositivos tenemos que acogernos obligatoriamente.
5. El Movimiento Nueva Izquierda se ha mostrado siempre dispuesto a contribuir a la unidad como la tarea central, incluyendo aportar su inscripción legal y la variación de su nombre y símbolo como un factor que pudiera contribuir a ella. Sin embargo, el tiempo, las prohibiciones legales, por ahora, y los plazos extremadamente cortos, nos han ganado e imposibilitan proceder de inmediato a esas adecuaciones unitarias que, además de legal, programática y de inclusión orgánica, obliga a un proceso serio, con participación de las bases y en el marco de la legislación electoral, en tanto no es un trámite meramente burocrático, administrativo y voluntarista.
La unidad de las izquierdas debemos entenderla como un proceso que ha iniciado en serio, que continuará más allá de la inscripción de candidaturas y las elecciones mismas, para afirmarla como una alternativa segura, confiable para el pueblo, enraizada en el territorio patrio y en todos los sectores populares. El proceso que hemos inciado tiene ese horizonte; hacia allá vamos.
6. Siendo éste el objetivo estratégico, por el momento y con vistas a las elecciones generales próximas, proponemos como paso inicial la conformación de la Convergencia o bloque unitario de las Izquierdas, temporalmente articuladas como la alianza política MNI-IU. El Movimiento Nueva Izquierda, inscrito ante el JNE, será el instrumento legal que servirá a toda la Izquierda para su articulación y negociación en bloque, con vistas a dar origen legal a un Frente Electoral Amplio para las elecciones próximas (cuyo nombre se podrá definir), buscando comprometer a las fuerzas de izquierda, el nacionalismo, el progresismo, y todos aquellos que apuesten por un cambio de rumbo para el Perú.
Para tal efecto la Comisión Directiva, incorporando a otros representantes, se constituye en una Comisión Política como un organismo ágil y dinámico de coordinación y conducción del proceso electoral nacional. De igual manera en cada región y provincia se instalarán comisiones unitarias que conducirán nuestra participación electoral en sus respectivas jurisdicciones. La Comisión Central, además, estará encargada de crear las condiciones para avanzar a un gran evento nacional, posterior a las elecciones de abril, que dé origen al Frente de las Izquierdas con sustento real y legal en las bases y con la participación activa de éstas.
¡VIVA LA MÁS AMPLIA UNIDAD PARA EL GRAN CAMBIO!
¡VIVA LA UNIDAD DE LAS IZQUIERDAS!
¡VIVA EL PERÚ!
Lima, 23 de Octubre de 2010
1. La característica del momento obliga a las izquierdas, trabajar por construir una unidad con proyección estratégica, capaz de ser duradera en el tiempo y eficaz como factor alternativo de verdaderos cambios en la sociedad, proyección marcada ahora, por las tareas electorales hacia abril de 2011.
Comprobamos el grado extremo de fragmentación política, y que las recientes elecciones regionales y municipales nos lo muestra palmariamente, no solo por la ofensiva depredadora neoliberal, sino también por la crisis de los partidos políticos, de su débil representación y capacidad de canalización de las expectativas del electorado, que viene de la década de los 90.
Se ha puesto de manifiesto la necesidad de incorporar, como factores protagónicos indispensables, la representación del movimiento social, étnico, juvenil, de género, cultural, profesional, etc.
Alcanzar esa unidad, sólida, programática y alternativa obliga superar en la izquierda su fuerte tradición oposicionista, fuente de reduccionismos, coyunturales, reivindicacionistas, defensistas y caudillistas, sin visión estratégica y táctica articulados a la propuesta del proyecto alternativo como factor de cohesión, por lo tanto, carente de una firme voluntad de ganar y ser gobierno. Todo ello está en la base de comportamientos fuertemente sectarios que han impedido avanzar a una unidad seria y duradera. La experiencia de Izquierda Unida está a la vista.
2. La unidad más amplia, es posible, en tanto las condiciones maduran a su favor y la dinámica de la confrontación electoral municipal y regional últimos, nos muestran, a pesar de la dispersión, un creciente sentimiento de cambio, expresándose ello, en muchos espacios unitarios, progresistas y de izquierda. Va acentuándose el desgaste del modelo neoliberal, el repudio a la exclusión, la corrupción y autoritarismo del que hace gala. Se manifiesta por eso cada vez con más claridad una vasta e inocultable pugna entre los que buscan mantener el “capitalismo salvaje” y los que batallamos para traerlo abajo. Cambio democrático y patriótico por un lado, y continuismo ultraliberal, por el otro, es la contradicción a resolver, ahora. Es posible, que el desenlace favorezca al cambio, con la conquista de un gobierno democrático, patriótico, de amplia base social, siempre y cuando seamos capaces de construir la unidad requerida para conseguir tal objetivo.
3. Una participación electoral con posibilidades de éxito exige, en el presente, alcanzar una unidad amplia, capaz de aglutinar a todo el abanico de fuerzas, corrientes y expectativas, que se ubican en el campo de la oposición al proyecto neoliberal, que trate de sumar y evitar divisiones o fragmentaciones en el campo en el bloque nacional popular. Tarea difícil, pero que hay que acometerla. Por eso la necesidad de un frente amplio, una plataforma común, candidaturas unitarias a la Presidencia de la República y al Congreso.
4. En este cuadro de conjunto, configurar el bloque de las izquierdas es de fundamental importancia. Bloque que debe ir más allá de los partidos o agrupaciones de filiación izquierdista, hacia movimientos regionales, dirigentes populares, personalidades, intelectuales, pequeños, e incluso, de ser posible, medianos empresarios progresistas.
De haber acometido la tarea con el tiempo apropiado la situación sería mucho mejor. Lamentablemente nos encontramos en tiempo límite en términos de la legislación electoral vigente, a cuyos dispositivos tenemos que acogernos obligatoriamente.
5. El Movimiento Nueva Izquierda se ha mostrado siempre dispuesto a contribuir a la unidad como la tarea central, incluyendo aportar su inscripción legal y la variación de su nombre y símbolo como un factor que pudiera contribuir a ella. Sin embargo, el tiempo, las prohibiciones legales, por ahora, y los plazos extremadamente cortos, nos han ganado e imposibilitan proceder de inmediato a esas adecuaciones unitarias que, además de legal, programática y de inclusión orgánica, obliga a un proceso serio, con participación de las bases y en el marco de la legislación electoral, en tanto no es un trámite meramente burocrático, administrativo y voluntarista.
La unidad de las izquierdas debemos entenderla como un proceso que ha iniciado en serio, que continuará más allá de la inscripción de candidaturas y las elecciones mismas, para afirmarla como una alternativa segura, confiable para el pueblo, enraizada en el territorio patrio y en todos los sectores populares. El proceso que hemos inciado tiene ese horizonte; hacia allá vamos.
6. Siendo éste el objetivo estratégico, por el momento y con vistas a las elecciones generales próximas, proponemos como paso inicial la conformación de la Convergencia o bloque unitario de las Izquierdas, temporalmente articuladas como la alianza política MNI-IU. El Movimiento Nueva Izquierda, inscrito ante el JNE, será el instrumento legal que servirá a toda la Izquierda para su articulación y negociación en bloque, con vistas a dar origen legal a un Frente Electoral Amplio para las elecciones próximas (cuyo nombre se podrá definir), buscando comprometer a las fuerzas de izquierda, el nacionalismo, el progresismo, y todos aquellos que apuesten por un cambio de rumbo para el Perú.
Para tal efecto la Comisión Directiva, incorporando a otros representantes, se constituye en una Comisión Política como un organismo ágil y dinámico de coordinación y conducción del proceso electoral nacional. De igual manera en cada región y provincia se instalarán comisiones unitarias que conducirán nuestra participación electoral en sus respectivas jurisdicciones. La Comisión Central, además, estará encargada de crear las condiciones para avanzar a un gran evento nacional, posterior a las elecciones de abril, que dé origen al Frente de las Izquierdas con sustento real y legal en las bases y con la participación activa de éstas.
¡VIVA LA MÁS AMPLIA UNIDAD PARA EL GRAN CAMBIO!
¡VIVA LA UNIDAD DE LAS IZQUIERDAS!
¡VIVA EL PERÚ!
Lima, 23 de Octubre de 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario